30-06-2021

“Siento que puedo hacer de todo”, explica Gabriela tras 3 meses de la cirugía de reemplazo de disco L5 S1

Gabriela Figueroa empezó a sentir dolor lumbar hace ya 8 años. Con tan solo 36 años le diagnosticaron una hernia discal L5 S1 y la única posibilidad que le ofrecían en Guatemala era una cirugía de fusión. Entonces descubrió la opción del reemplazo de disco en Instituto Clavel y decidió viajar a España para operarse. Esta es su historia.  

Cuando el dolor lumbar o cervical empieza a afectar a tu vida diaria, es muy importante acudir a un especialista para resolver el problema y recuperar la calidad de vida. De no ser así, este puede producirse durante mucho tiempo e ir a peor. Eso es lo que le ocurrió a Gabriela Figueroa con una hernia discal lumbar. La buena noticia es que, finalmente, encontró la solución médica más adecuada para su caso.  

A continuación, nos cuenta todos los detalles del proceso, cómo lo vivió y su estado actual tres meses después de la intervención quirúrgica.  

Tu dolor comenzó hace 8 años por una hernia L5 S1, ¿cómo te afectaba en tu vida diaria? 

Al principio pasaba mucho tiempo sin dolor y de repente llegaba una crisis. Entonces tenía que dejar de hacer actividad física en algunos momentos, hacer reposo porque no podía estar parada mucho tiempo y tomar analgésicos.  

Para mi edad no era normal, me dificultaba ciertas actividades. Por ejemplo, mi esposo y yo hemos sido mucho de hacer actividades al aire libre, trekking o caminar y empecé a no poder cargar la mochila en algún momento.   

Pero poco a poco fue aumentando, ya no era que no pudiera cargar la mochila, sino que ya no podía hacer un tramo tan largo o tan rápido.  

¿Cuándo notaste que el dolor empeoró? 

Empeoró después de mis partos. Yo tengo dos hijos, el grande tiene cinco años y la pequeña tiene tres. Entonces después del primer parto, empecé a hacer ejercicio, pero ya había muchas cosas que no podía hacer. En ese momento ya tenía el diagnóstico, así que en el gimnasio decía que tenía una hernia y buscaban ejercicios aparte.  

Pasaron dos años y después de tener a mi segunda hija, nuevamente empecé a hacer actividad en el gimnasio y un día ya no podía. Entonces fui otra vez a consulta con un doctor de aquí en Guatemala y me dijo que tenía que parar toda la actividad porque estaba muy inflamado y que lo más seguro es que ya no lo iba a poder hacer –yo hacía bicicleta– porque iba a seguir empeorando. Era progresivo. La única opción era operarme

Y allí, en Guatemala, solo te ofrecieron cirugía de fusión... 

Sí, me ofrecieron una fusión lumbar y me indicaron que era muy importante hacerla. No podía esperar mucho tiempo porque mis nervios podían verse afectados a largo plazo. Tenía que hacerlo lo antes posible. 

Entonces busqué una segunda opinión en Guatemala. Y ahí fue donde me hablaron sobre la opción de tener un implante, pero que no se hacía se hace en Guatemala.  

En ese momento también operaron a mi tío de una fusión, pero él es el más mayor, tiene 60 y pico años. Yo en ese momento tenía 36 y lo que me decían sobre la fusión a largo plazo no era bueno para mi edad. Era mucho mejor el implante. Y ahí fue donde empecé a investigar, a leer y a ver al doctor Clavel

Más información sobre la cirugía de reemplazo de disco

¿Y cómo encontraste a Instituto Clavel? 

El segundo doctor de Guatemala fue el que me habló del doctor Clavel. Así que me puse a investigar y hablé con Olga. La comunicación con ella fue muy buena en cuanto a tiempo, yo le escribía un día y amanecía al día siguiente y ya tenía su respuesta. Fue súper rápido, eso me gustó mucho y me dio mucha confianza.  

Aparte hablaba con amigos o conocidos y me decían “yo conozco a alguien que se operó con el doctor Clavel” y encontré a otra persona que se había operado, nos pusimos en contacto y me contó su historia. Eso me generó todavía más confianza.  

Era un reto ir hasta Barcelona por mis hijos y el trabajo, pero tuve una conferencia con el Dr. Clavel que me dejó muy tranquila, me explicó como era el procedimiento y que se podía esperar a largo plazo. Ahí fue cuando dije “esto es lo que yo quiero, no me voy a hacer fusión”.  

Lo más importante para mí era poder volver a jugar, correr y saltar con mis hijos, hacer ejercicios y actividades al aire libre como subir volcanes, trekking, acampar, etc. Pensar en no poder hacer todo eso a mi edad, y con hijos tan pequeños, era muy triste.

¿Cuándo fue la conferencia? 

Fue en enero de 2020, así que pasó un mes y llegó el COVID-19. Entonces había otras cosas en las que enfocarse y la operación pasó a un segundo plano. Sin embargo, con el encierro yo me empecé a poner peor. Tratamos de hacer ejercicios en casa, un programa de yoga, pero yo me sentía peor y peor, hasta que en los últimos meses me costaba caminar tramos cortos. Entonces me di cuenta de que necesitaba la operación y empecé a averiguar todo lo que necesitaba para viajar.  

¿Qué tuviste que hacer para viajar con la pandemia? 

Me fui a España sin que la hubieran abierto. Investigué por medio de agencia de viajes cómo entrar en España para un procedimiento médico, todo lo que necesitaba. Olga fue súper accesible para ayudarme a conseguir todo porque no era un viaje normal.  

Nadie estaba viajando entonces y la gente me decía “no, vos no te puedes ir ahorita”. Pero lo logramos, lo que pedía la embajada lo conseguimos por medio de Olga y otros trámites que tuve que hacer en ese momento, que ahora no se lo piden a nadie. También para mi esposo, porque si no, no podía entrar. Y así fue como me fui. 

¿Cómo fue tu llegada a España? ¿Cuándo conociste a los doctores? 

El vuelo era largo, así que ese día descansé y al día siguiente ya tuve la cita con el doctor. Nos fuimos directos al hospital Quirón y nos atendió el doctor. Nos explicó el procedimiento y lo que iba a pasar, sobre todo era una cita para resolver dudas.  

Pude ver mis radiografías en pantalla y le pregunté si creía que iba a caber el disco. Me dijo que por mi altura y el tamaño de mis vértebras, el espacio era bastante reducido, pero que había pedido un disco especial suizo más pequeño que los habituales para tener otra alternativa. 

¿Cómo recuerdas ese día, cómo te sentiste antes de entrar a quirófano? 

Estaba nerviosa porque uno no sabe, escucha cosas, pero cada uno puede reaccionar de forma diferente, entonces es el hecho de no saber cómo va a ir. Además, también se une la pandemia, te pone nervioso estar en un hospital, el tapabocas... Todas las medidas estresan bastante. Pero estaba Sonia, una chica que te acompaña a todos los exámenes y está contigo todo el tiempo, lo que da mucha tranquilidad. Es muy amable, habla contigo y trata que te sientas mejor. Me causó mucha paz. 

¿Cómo te sentiste al despertar? ¿Te explicaron cómo había ido? 

Recuerdo que lo primero que hice al despertar fue preguntar a la primera persona que vi si pudieron ponerme el disco y me dijeron que sí.  

Entonces me llevaron al cuarto y mi esposo me dijo que el doctor Clavel ya había hablado con él y que estuviera tranquila, que me habían puesto el disco más pequeño y todo había salido bien. Entonces ya con eso pude estar feliz y tranquila. 

¿Cómo fue el ingreso? 

Estuve 5 noches y fue muy agradable, el hospital está totalmente limpio, las instalaciones son de primera. Las personas también, las enfermeras fueron muy amables... Así que es un lugar muy agradable para estar 5 días. Normalmente yo me desespero muy rápido y sí que me cansaba pensar en 5 días en el hospital, pero al final pasaron bien.  

¿Sentiste dolor los primeros días? 

Sí, sí hay dolores postoperatorios. Los míos no fueron muy exagerados, además los primeros días te tienen muy controlada en cuanto al medicamento. Si empieza algo de dolor ya viene la próxima pastilla. Poco a poco van bajando la dosis y uno se va nivelando. Tuve dolor, pero fue bastante controlado, nada insoportable.  

¿Cuándo empezaste a caminar? 

Al día siguiente de la operación. Siempre estuve en contacto con Olga vía Whatsapp y me dijo que en unas horas llegaba el fisio y así fue, llegó, me levantó y me hizo caminar ese mismo día.  

Sobre la rehabilitación, ¿cuántas sesiones tuviste en FisioSpine? 

Tuve cuatro sesiones, los cuatro días posteriores tras salir del hospital. Yo me hospedé cerca y creo que fue algo muy positivo porque bajaba y a una calle estaba la clínica.  

FisioSpine súper lindo y la atención muy buena. A mí me atendió Laia y el primer día me hizo los estiramientos, me explicaba porque van surgiendo dudas sobre dolores que uno no espera y ella me calmaba, me decía que era normal y se iba a pasar. Me indicó lo que tenía que hacer y súper bien.  

¿Qué recomendaciones te dieron los fisios y el médico antes de volver a Guatemala? 

Bueno los ejercicios que haces durante esos cuatro días hay que seguir haciéndolos, mejor si consigues una terapia en tu país, yo lo conseguí. Caminar es lo que más recomiendan, ayuda mucho. Esto en Barcelona es muy fácil porque uno sale y camina mucho. Los primeros días duele, pero hay que mantenerse activo. Esa es la recomendación principal, no quedarse acostado, no quedarse sentado, hay que pararse (levantarse), moverse y que todo vaya fluyendo.  

A mí me ha ayudado mucho caminar, al llegar a Guatemala seguí caminando y trato hacerlo diariamente. Creo que eso ha sido clave para sentirme mejor. También la terapia que estoy haciendo aquí. Al principio venía dos veces por semana y ahora que ya pasaron dos meses y medio, ya solo viene una vez por semana. Y me sigue haciendo estiramientos, pero los ejercicios han ido aumentando en fuerza, repeticiones... Cada vez siento que estoy mejor, más fuerte.  

¿Y ya no sientes dolor? 

Tengo muy poco dolor, tanto que no sé si es por la operación o por otra cosa. Es muy poco. Lo que sí siento es que estoy tiesa, la elasticidad se ha reducido y por eso tengo que seguir haciendo ejercicios, pero no vivo con dolor como antes. Estoy feliz, con mis hijos, siento que puedo hacer de todo, aunque hay algunas que no debo. Sí que tengo algunas cosas como que a veces se me duerma la planta del pie, son cosas que te explican que pueden pasar, pero no es dolor como antes.  

En concreto, ¿qué actividades has podido retomar?  

Caminar. Todavía en las indicaciones del doctor hasta los tres meses no debo sobrepasarme en la actividad física, siempre la terapia y los estiramientos, pero ahora puedo caminar más que antes, tramos más largos sin dolor.  

¿Con tus hijos has notado mejora para poder estar con ellos y seguirles el ritmo? 

Sí. La indicación es que todavía no les tengo que cargar, pero sé que lo puedo hacer y no me duele. La más chiquita casi no pesa, entonces a ella la he tenido que cargar y ya no me duele. Ese peso y ese dolor que yo tenía ya se quitó.  

Como decíamos al inicio, tardaste bastante tiempo en tomar la decisión de operarte, ¿qué le dirías a un paciente que esté pasando por lo mismo que tú? 

Que, si tienen las posibilidades y todo lo necesario para hacerlo, no lo piensen. Hay muchos mitos en cuanto a operarse la espalda porque a mucha gente le ha ido mal. Sin embargo, esta opción específica en España con el doctor Clavel creo que trae muchos beneficios poque es mínimamente invasiva y el abordaje, que es por delante, no hace la recuperación tan difícil como uno creería, es rápida. Sí que lleva su tiempo de recuperación, pero es mucho menor al de cualquier otro tipo de operación. Entonces les diría que no lo duden, si es un procedimiento como el mío, no hay que tener miedo porque los riesgos no son tan graves como en otra operación. Y están en buenas manos.  

Por último, ¿qué es lo que más te ha gustado de tratarte en Instituto Clavel?  

Primero me gustó que, aunque yo estoy en Guatemala y ellos están en otro continente la comunicación fue rápida, clara y siempre resolvieron lo que yo preguntaba. No hubo cosas escondidas. En cuanto a los costos igual te los dan de una vez, no hay nada después. Aquí pasa mucho que te dicen lo que cuesta y luego van sumando cosas en el hospital y al final no era nada de lo que era. Aquí me dijeron lo que costaba y eso fue.  

Me gustaron también las instalaciones del hospital. Son, como dije, de primera, no vas a un sitio desagradable. El servicio de Olga y Sonia, el de todas las personas del Instituto es excelente. Y el doctor se ve que es un experto que sabe lo que está haciendo y eso te da la confianza de poner en sus manos la espalda, que es algo tan delicado.

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